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FORMACIÓN DE LOS APELLIDOS

          Los apellidos se formaron por lo general en la Edad Media, influyendo en su formación varios conceptos, debido a los cuales, los podemos dividir en tres grandes grupos:

1º. Apellidos patronímicos o de filiación, en los que se dejaba reflejar de quien se era hijo o descendiente.

2º. Apellidos toponímicos, en los que se reflejaba el lugar de residencia o de origen, indicando bien el nombre de la casa, población, provincia, etc.

3º. Apellidos personales, indicando características personales de la propia persona, pudiendo referirse al oficio, cargo público desempeñado, incluso rasgos físicos, como defectos o cualidades de esa persona.

 APELLIDOS COMPUESTOS

          En ocasiones se adoptaba el apellido toponímico por parte de quienes ya utilizaban un apellido patronímico, y que al combinarse ambos, nacen los apellidos compuestos. Por lo general, en estos casos, el apellido toponímico asume el papel del apellido, quedando el patronímico únicamente para indicar la filiación.